I’m very happy to share this second feature of Mi Camino al español/My Spanish Journey! Mi Camino al español is a series in which I profile individuals who have learned Spanish as a second (or third…or fourth…) language. Read about why these inspiring people decided to learn Spanish, how they became fluent, and the ways they maintain a connection with the Spanish language and it’s many cultures.
Our second profile is an interview with Mallory Powers. Mallory and I teach together at The Hamlin School and share a classroom. I couldn’t ask for a better “roommate!” Continue on to read about her Spanish journey and how she maintains her beautiful Spanish each day.
Nombre: Mallory Powers
Lugar de nacimiento: Boulder, Colorado
¿Dónde vives ahora? San Francisco, California
Describe tu camino al español:
Empecé mi camino al español cuando tenia 7 años en un programa fuera del horario escolar. La maestra era una mujer española que nos enseñó vocabulario básico y algunas canciones, especialmente recuerdo “¡Bate bate chocolate!”. Tengo buenos recuerdos de esta clase, y eso fue muy importante, tener una primera experiencia positiva para querer continuar con el español en el futuro.
Empecé a estudiar español más seriamente en séptimo grado aunque el momento clave tuvo lugar en octavo grado cuando tuve la oportunidad de viajar a Costa Rica con mi clase. Aunque el viaje era un viaje para aprender de la naturaleza más que el idioma, llegué a sentir una conexión con la gente que conocí, especialmente una muchacha de mi edad con quien algunos días jugaba al fútbol. Intentaba hablar en español con ella y nos escribimos algunas cartas. Ese fue el momento en que me di cuenta que el español podría conectarme a personas y lugares diferentes y bonitos. Quería seguir estudiando el español para seguir ampliando mi mundo de esa forma.
En “middle school” solía tener buenas notas sin mucho esfuerzo, pero casi suspendí mi primer examen de español en “high school” lo que para mí fue un shock. Sin embargo, ese fracaso al final fue algo positivo para mi camino al español porque mi di cuenta en ese momento de lo mucho que iba a tener que esforzarme para poder hablar el idioma bien, algo que tenía ganas de hacer. Al final, tener que esforzarme más sólo me dio más ganas de dominar el idioma.
Con 15 años pasé un verano en Ecuador, viviendo con una familia ecuatoriana y tomando clases de español. Fue otra experiencia increíble que abrió mi mundo y me dio más ganas de poder hablar bien el idioma. Con 18 años hice un trabajo como voluntario en un pueblo de México. En cada visita conocí a gente con quién llegué a sentir una conexión especial. En la universidad viví un año y medio en “La Casa Hispana” donde todos los residentes hablábamos español y además uno de los residentes era nativo. Me hice buena amiga del residente, otra conexión personal con el mundo hispanohablante. En mi tercer año de universidad estudié antropología durante cinco meses en Mérida, México, en la Universidad Autónoma del Yucatán. Esta experiencia fue la mejor época de mi vida. Me encantó lo que aprendí de la cultura, del idioma, y todas las diferencias de la vida en ese país. Hice buenos amigos, con quienes todavía mantengo relación. Sentía una fuerte conexión con el arte, los paisajes y la amabilidad de la gente. Mi familia mexicana me hacía sentir como parte de la familia. En México conocí otra faceta de mi misma que sólo puedo conocer hablando español. Es una faceta en la que tengo más libertad y más confianza en mi misma.
Después de la universidad trabajé en Middlebury Language Academy, una academia de verano para enseñar español a estudiantes de “high school”. Ni los estudiantes ni los adultos tenían permitido hablar inglés durante las 4 semanas que duraba el programa. Ese verano conocí a muchas personas que compartían mi pasión por el español. Además, poder enseñar a los estudiantes lo que a mí me encantaba estudiar, me dio mucha alegría. Me sentía realizada por estar rodeada de gente que tenía la creatividad y la pasión que requiere aprender otro idioma. Durante ese verano me vino la idea de mudarme a España, porque nunca había estado y quería aprender el español de Europa.

El año siguiente fui a España gracias a un programa del gobierno español. Trabajé como “auxiliar de conversación y cultura” en la enseñanza del inglés para niños. Durante ese año mejoré bastante y aprendí un español muy diferente de lo que había aprendido en México. Conocí a mi novio actual y a través de él y de su familia aprendí muchísimo de la cultura además del idioma.
Sin embargo, fue un año un poco difícil por estar fuera de mi país tanto tiempo sin compañeros americanos y sin dedicar tiempo a estudiar. Aprendí mucho de mi misma ese año en España. La cultura española de valorar tanto a la familia y las tradiciones me hizo añorar mi conexión con mi familia y mi hogar americano.
Quería seguir hablando español pero tenía ganas de estar en mi país. Por eso, regresé a Estados Unidos, donde empecé a enseñar el español. Resulta que es un trabajo ideal para mí. Cada día puedo compartir mi pasión por el idioma y por aprender de culturas diferentes a la mía. Me facilita mantener conexiones con gente del mundo hispanohablante y me ayuda a seguir aprendiendo el idioma que tanto me gusta.
¿Usas el español en tu trabajo?
Ahora soy maestra de español. Enseño los grados 5, 6 y 7 en The Hamlin School en San Francisco. Los últimos dos años he viajado con estudiantes de Hamlin a Costa Rica en un programa de intercambio.
¿Cómo mantienes la fluidez? ¿Cómo quieres crecer como hispanohablante? Escucho mucha música española, hablo con mi novio en español, y paso los veranos en España.
¿Cómo podemos ponernos en contacto contigo? Vía email: powersmjk@gmail.com.
¡Gracias Mallory!
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Images courtesy of Mallory Powers and the Travel Channel.